¡QUE VIVAN LOS INTANTES!
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Una pieza teatral y sonora de Flavia Gresores y Ciro Cavalloti
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TEATRO PARA ADOLESCENTES + ORQUESTA DE TABLETS
Una oportunidad irresistible se presenta ante el andar mediocre de la Orquesta Municipal de Niños del teatro Colon: la chance única de participar en un intercambio europeo que finalmente los consagrará artísticamente.
Pero los conflictos con los que se enfrenta su práctica profesional los bajará de vuelta a la tierra: la absurdidad de sus convenciones musicales, el cinismo de las convenciones sociales, la automatización de las convenciones teatrales.
Que vivan los instantes! confronta al elitismo de un grupo artístico con la realidad de las prácticas sociales en donde se manifiesta. Lejos de solemnizar, contamos historias de forma tragicómica, registro que ayuda a matizar la frustración, la violencia y melancolía que viven esos sujetos.
Lo delirante de la poética dialoga y se sostiene por el realismo de la propuesta escenográfica. La reconstrucción de una sala de conciertos en obra. Una ventana comunica el adentro con el afuera, lo que posibilita un trabajo muy puntilloso de proyecciones de las texturas lumínicas del exterior: la coloración, los tonos e intensidades que proyecta el transcurrir del día.
La iluminación de la escena esta pensada y dispuesta para un trabajo muy fino de juego de sombras y sus posibilidades lúdicas. Jugamos con las proporciones, con lo fantasmagórico, las deformaciones, las posibilidades fantásticas de las sombras como volar, o transformase, etc.
El tratamiento lumínico será donde se apoye estéticamente la puesta. Técnicamente se utilizaran desde linternas tácticas (y con sirenas), proyectores de diapositivas, y pequeños dispositivos de led
El tratamiento sonoro ejecutado por La orquesta de tablets que en principio se nos presenta como banda sonora y acompañamiento de la ficción, finalmente transgrede su condición de extraescena, pone el material en tensión y habilita a jugar y reflexionar sobre la convención, aquello que sostiene el mundo tal como lo conocemos.
Los músicos "reales” se revelan e intervienen como personaje monitor, como convención que se manifiesta y corporiza ocupando un lugar dentro de la ficción, como habilitadores de exponer (nombrar) todos los supuestos, para luego ocupar nuevamente ese lugar pero habiéndose ganado un espacio en la escena, demandándonos que observemos como “se produce” el artificio.
La ruptura desconcierta y produce incertidumbre, lo que cose ese tajo es el sentido en forma de metáfora.